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Tontos útiles

Tontos útiles

Por: Gerardo Enrique Garibay Camarena

8/enero/2007

 

El término, acuñado por el propio Lenin, se utiliza para referirse a aquellas personas o grupos, léase: “socialdemócratas”, “progresistas” y “moderados de izquierda”, que, sin ser comunistas, sirven como paleros en el proceso de implementación del comunismo  al apoyar diversas banderas (la paz, los derechos de los guerrilleros, la cultura profunda, etc) que para los comunistas son solo arietes que utilizan para derruir la estructura social e implementar la dictadura del proletariado.

 

Y es que estos “tontos útiles”, a partes iguales adulados y despreciados por los comunistas, realmente ameritan el calificativo, pues su labor ha sido de gran importancia para el logro de los objetivos perseguidos por los radicales. De las protestas contra la guerra en Vietnam hasta la condena al neoliberalismo, han seguido a pie juntillas las directrices de la URSS y de los neoextremistas.

 

El problema es que son también muy peligrosos para los países donde habitan, a los que les pueden provocar, “sin querer queriendo” un enorme daño. Y para muestra basta un botón.

 

El 14 de marzo del 2004 los españoles eligieron como nuevo Presidente del Gobierno al socialista José Luis Rodríguez Zapatero, quien, desde que llegó al cargo, (por cierto del brazo de Al-Quaeda, pues el derechista Partido Popular llevaba una clara ventaja en las encuestas hasta antes de los atentados del 11 de marzo, hábilmente aprovechados por el PSOE como arma política) hizo de la negociación con ETA una de las principales banderas de su administración. No importó que multitud de voces le recordara que se trata de fanáticos que no creen en negociaciones o acuerdos, sino solo en la completa victoria final. Como buen tonto útil, Rodríguez Zapatero se empeñó en un iluso acuerdo con los ultranacionalistas vascos. Las consecuencias están a la vista:

 

El pasado 30 de diciembre, la ETA realizó un atentado en el estacionamiento del aeropuerto de Barajas en Madrid, hiriendo a 26 personas y matando a dos inmigrantes ecuatorianos. Se trató de una muestra contundente de la opinión que le merece a los terroristas la oferta de paz del gobierno de Zapatero. Fue, además, una muestra clara de lo que ocurre cuando se le deja el poder a los tontos útiles.

 

Tras los atentados, los dirigentes del PSOE han hecho desesperados esfuerzos para, ahora sí, presentarse con una postura decidida en contra de ETA y han anunciado el fin del diálogo. Falta que alguien se los crea. Los socialistas pagarán con votos su tontería, pero el daño ya esta hecho: la ingenuidad de Zapatero le regaló a ETA 2 años para rehacer sus estructuras y recuperar su poder de acción. Una organización a la que el PP había dejado en el 2004 al borde del desahucio está nuevamente en plena forma para seguir sembrando el terror en España

En el borde de lo grotesco, el Secretario de Organización del PSOE, José Blanco, señaló que “hemos aprendido que la banda terrorista ETA rompe un alto al fuego permanente sin aviso previo”, es decir que el gobierno ibérico necesitaba 2 muertos para entender que los terroristas se comportan como terroristas. Ya ni en los chistes de gallegos, de veras.

En México también tenemos a nuestros tontos útiles, aquellos que, ante los linchamientos o los actos vandálicos de la APPO, buscan concensar eternamente, rechazando de tajo la aplicación de la ley. Afortunadamente nuestros radicales no han llegado a los niveles de violencia que se ven en España, pero debemos aprender de la experiencia de estos países para evitar cometer los mismos errores; para negociar, sí, pero no ciegamente; en fin, para no convertirnos en “tontos útiles”

 

Sin medias tintas, opinión y análisis sociopolítico

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