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Aborto: dogmatismo y muerte

Aborto: dogmatismo y muerte

Por: Gerardo Enrique Garibay Camarena

30/03/07

 

Hace unas semanas se presentó en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal una iniciativa para “despenalizar” el homicidio prenatal, también conocido como aborto, en los casos en que el embarazo afectara el “proyecto de vida” de la madre.

La propuesta de inmediato ha generado un intenso debate respecto al derecho a la vida y a la naturaleza del niño no nacido. Lo que la ciencia nos indica al respecto es que a partir de la fecundación, o sea, de la unión entre el óvulo y el espermatozoide, surge un nuevo ser, con un código genético y características físicas únicas e irrepetibles, es decir, se trata de una nueva persona y no de un mero “producto”.

Ante esta apabullante evidencia, soportada lo mismo por la genética avanzada que por el más básico sentido común, los grupos pro-aborto se refugian en un dogmatismo obscurantista que envidiarían incluso los más radicales talibanes. Buscando defender su postura, estas personas califican de mocho, ignorante, yunquista, retrasado y demás curiosos epítetos a quienes apoyamos la vida. Sin embargo son incapaces de acompañar su retahíla de insultos con argumentos que sostengan su posición.

Verá Usted, lo que dicen los grupos pro-aborto es en pocas palabras que “la mujer debe tener el derecho de asesinar a su hijo cuando el nacimiento de este le ocasione a ella una molestia”, o, como dicen las propuestas presentadas en el Senado y la Asamblea Legislativa, cuando interfiera con su “proyecto de vida”, lo que traducido al castellano significa que, de acuerdo a la lógica izquierdista, un ser humano puede disponer a voluntad de otro, incluso cometiendo homicidio.

Sí, homicidio, recordemos que penalmente se define al homicidio como “privar de la vida a otro”. Pues bien, desde el momento de la fecundación, el nuevo ser tiene un código genético propio e irrepetible, es decir, es OTRO, alguien distinto a la madre que lo lleva.

El aborto es entonces un homicidio en razón de parentesco, pero, para distinguirlo de otros casos en que este se presenta lo llamaremos homicidio prenatal, ahora las preguntas serían: ¿es legítimo legalizarlo? y, ¿Cómo resolver el innegable problema de los embarazos no deseados?.

La respuesta a la primer pregunta es sin duda no, ya que al legalizar el homicidio prenatal no se resuelve nada, solo se patrocina la masificación del asesinato de inocentes, siendo, por cierto, mujeres la mayoría de las víctimas. Además, al colocar la vida de un ser a expensas del proyecto de vida de otro, de hecho se están justificando todos los delitos, pues, si lo analizamos con cuidado, el cometer secuestros es parte del proyecto de vida de un secuestrador, el violar el de un violador, etc, etc.

Respecto a la segunda cuestión la respuesta es agilizar de los trámites de adopción y no dejar desamparada la mujer que queda embarazada, labor que ya realizan ONG’s como Vifac o Provida. Además es necesario combatir la perversa hipocresía que consiste en poner el “honor” de la familia en la virginidad de las hijas. Si Usted, padre o madre de una adolescente embarazada, le niega a esta el apoyo y protección que requiere, será Usted y no ella sobre quien caiga la sangre del niño asesinado si ella aborta.

¿La discusión sobre el aborto u homicidio prenatal es un tema moral? Sí, pero solo en la misma medida en la que lo es la discusión sobre cualquier otro delito. Se trata ante todo de un tema que debe ser analizado con serenidad, protegiendo la vida de los inocentes, sin dejar desamparadas a sus madres. Más allá de lo anterior, lo que queda es solo el nefasto “dogmatismo” de los izquierdistas y la muerte de miles de inocentes.

garibaycamarena@hotmail.com  http://sinmediastintas.tripod.com

 

Sin medias tintas, opinión y análisis sociopolítico

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