Globalizado
Por:
Gerardo Enrique Garibay Camarena
14/05/07
Hace
dos domingos estaba en el área de comida rápida de conocida plaza comercial, a mí alrededor se encontraban restaurantes de
hamburguesas, comida china, gorditas, “comida saludable”, pizza y quien sabe cuantas cosas más, mientras tanto,
en las pantallas de televisión se transmitían sendos partidos de futbol, de las ligas alemana e inglesa, todo en un área de
unos 50 metros cuadrados.
Vivimos
en una nueva era, donde las distancias se han reducido al mínimo y, gracias al Internet, nos enteramos al momento de lo que
ocurre en cualquier parte del planeta. Lejos han quedado los tiempos en que para disfrutar de las diversas culturas había
que ser millonario para poder viajar alrededor del mundo, hoy en día tenemos acceso, en nuestras propias ciudades, a los más
variados productos y servicios, provenientes de Europa, Asia, África o Norteamérica; vivimos pues, en un mundo globalizado.
La
globalización es una realidad. Por más que le pese a los intelectuales de izquierda no es tiempo de discutir acerca de la
conveniencia o no de aceptarla, pues ya la tenemos aquí, ahora lo que sigue es aprender a vivir con ella, tomando los puntos
positivos y mitigando el impacto de los negativos.
Dentro
de los aspectos positivos podemos contar la democratización del acceso a la tecnología, además de bienes y servicios que antaño
estaban limitados a una pequeña elite, además del acercamiento entre las culturas, que hoy nos permite saber desde la comodidad
de nuestra computadora lo que piensan personas a las que de otro modo jamás conoceríamos.
No
debemos olvidar tampoco los avances en medicina e informática que ayudan a tratar de mejor manera enfermedades que eran antes
incurables y han facilitado enormemente la labor de arquitectos, contadores, ingenieros, abogados, estudiantes, etc., o el
fortalecido comercio internacional, que nos permite tener acceso a productos de excelente calidad a muy bajo precio.
Sin
embargo, junto con lo anterior han llegado también nefastas influencias, como el narcotráfico, la desintegración social, el
hedonismo, el stress, y, producto de todo ello, la depresión masiva, que se manifiesta en un alarmante incremento de los suicidios
y del consumo de antidepresivos como un paliativo de la frustración de buena parte de la sociedad ante la nueva forma de vivir,
que vende inalcanzables promesas de belleza, riqueza y éxito.
¿Qué
hacer ante esta realidad?, la respuesta no recae en los radicalismos, pues negar la existencia de la globalización es ingenuo
y contraproducente, mientras que abrazarla sin paliar sus efectos negativos resultaría en una profundización de la crisis
social.
Lo
que tenemos que hacer es enfrentar este fenómeno en forma serena y racional, reconociendo sus múltiples beneficios y trabajando
para contrarrestar sus inconvenientes, recurriendo sobre todo al fortalecimiento de la familia como el vínculo social que
neutralice los problemas de la desintegración de las comunidades,
Nos
enfrentamos a nuevos desafíos, por ello es que debemos estar atentos para defender los valores de nuestras comunidades al
tiempo que nos integramos en la nueva realidad de un planeta sin fronteras, de un mundo globalizado.
http://sinmediastintas.tripod.com garibaycamarena@hotmail.com