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Una guerra necesaria

Una guerra necesaria

Por: Gerardo Enrique Garibay Camarena

 

En los últimos meses la lucha contra el narcotráfico se ha convertido en una de las principales preocupaciones sociales, con las notas acerca de las ejecuciones y de los operativos policíacos ocupando las primeras planas de los periódicos y los titulares noticiosos en radio y televisión.

 

Y es que no cabe duda, el tráfico y venta de estupefacientes han saltado de los “videohomes” de los Almada a la vida real de millones de mexicanos que, ya sea como víctimas o victimarios, se han convertido en parte de una inercia de muerte y violencia que no tiene para cuando acabar.

 

Muestra de lo anterior son el nuevo arresto del ex Gobernador de Quintana Roo, Mario Villanueva Madrid, acusado entre otras cosas de lavado de dinero, y los informes de la SSP acerca de la corrupción de policías locales y federales, que pueden ser comprados por la delincuencia a “tan solo” 4 mil pesos mensuales.

 

Se trata de 2 de los miles de ejemplos de la penetración de los intereses del narco en las estructuras sociales y políticas ante la indolencia de una sociedad que, bajo el pésimo pretexto de “al fin que las drogas van de paso y no se quedan aquí” se hizo de la vista gorda mientras los grandes cárteles de las droga sentaban sus reales.

 

Ahora, miles de adictos y ejecutados después, parece que por fin la sociedad mexicana está plenamente consciente del enorme daño que causa el narcotráfico, por lo que ha mostrado claramente su apoyo a los operativos implementados por la Administración Calderón a través del ejército y la PFP. La estrategia implementada por el gobierno federal es una especie de terapia de choque, necesaria y urgente, pero que por si sola no logrará el triunfo en la guerra contra la delincuencia organizada.

 

El narcotráfico y la delincuencia son males sociales y por tanto no es solo el gobierno, sino la sociedad en su conjunto, quien tiene la llave para resolverlos. Se requiere por supuesto de policías más preparadas y honestas, de una reforma judicial que permita acabar con la impunidad y de acciones coordinadas de gobierno, pero también de la denuncia ciudadana (empezando por los vecinos y conocidos de los delincuentes, quienes al protegerlos se convierten en cómplices), y de la promoción de una cultura de la honestidad.

 

Estamos en una guerra donde el triunfo es casi imposible, pues mientras los Estados Unidos no combatan el consumo de drogas en aquel país, México seguirá en la mira de los grandes cárteles en busca de ganancias millonarias. Aún así debemos poner todo lo que esté de nuestra parte para reducir en la mayor medida posible el alcance del narcotráfico, pues de no hacerlo las consecuencias serán (y están siendo) terribles para nuestro país.

 

Antes la droga solo iba de paso, pero ahora el aumento en el consumo de estupefacientes en nuestras ciudades es más que evidente y si no hacemos nada al respecto en poco tiempo nos veremos completamente sobrepasados por el problema, de ahí que aunque la lucha contra el narcotráfico es difícil y costosa debamos apoyarla, pues es una guerra necesaria, que tenemos que librar desde el gobierno y la sociedad

 

garibaycamarena@hotmail.com                     http://sinmediastintas.tripod.com

Sin medias tintas, opinión y análisis sociopolítico

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