smtmainbanner.gif

La generación aturdida

La generación aturdida

Por: Gerardo Enrique Garibay Camarena

6-Agosto-2007

 

El pasado viernes se estrenó en las salas de cine de los Estados Unidos “Bratz: la película” basada en las populares muñecas que en México distribuye MGA. La trama no es muy complicada, 4 adolescentes con cuerpo y personalidad de plástico que luchan contra los grandes “desafíos” de la juventud, como elegir el tono adecuado de rimel y las botas que hagan juego con el resto del vestuario. Sería realmente de risa sino fuera porque se trata de un preocupante síntoma de los mensajes que se le inculcan a la juventud y la niñez de este nuevo milenio.

 

No se trata solo de las “Bratz” con su ropa y actitudes de sexoservidoras, ahora convertidas en modelo para las niñas ante la descarada indiferencia de los padres de familia que les compran cualquier cosa a sus hijos a cambio de que dejen de “molestar”, sino de lo que parece todo un sistema de consumo diseñado para literalmente “aturdir” a los jóvenes y convertirlos en niños eternos, en compradores que se guían solo en sus impulsos, en autómatas sin razón.

 

Antes los jóvenes querían cambiar al mundo, ahora solo quieren maquillaje, alcohol y un poco de cocaína; o por lo menos esa es la visión de la juventud que nos presenta la televisión y en la que con cómplice displicencia colaboran empresas, gobiernos y sociedades.

 

Desde las novelas tipo Rebelde o Muchachitas (donde se retrata a una juventud solo preocupada acerca del ¿romance?, el baile y el antro) hasta los clichés dominantes en la sociedad, la rebeldía y la fuerza natural de los jóvenes ha sido pervertida, industrializada y embotellada en frascos de shampoo.

 

Resulta perturbador ver que esta estrategia de control (porque eso parece ser) está teniendo excelentes resultados para quienes la aplican, es patético observar que los únicos temas de conversación de buena parte de las nuevas generaciones son la ingestión de bebidas alcohólicas, la novela de las 7 y el novio(a).

 

No se trata de pedir que la juventud se comporte con disciplina monástica, pero sí de que por lo menos se de cuenta de los intereses económicos que la están llevando hacía el vacío moral, espiritual y monetario.

 

Hay que combatir el conformismo que corroe a la sociedad, y en esta ineludible tarea los jóvenes debemos desempeñar un papel de gran importancia. Más allá de seguir una moda u obedecer a pie juntillas los dictados de santa Televisa, el ser joven debe ser sinónimo de la búsqueda constante de un mejor mañana.

 

Nuestra meta como jóvenes debe ser sacudirnos el peso de los clichés comerciales, que nos reducen a simples billeteras ambulantes y recuperar la consciencia de nuestra propia identidad, solo así dejaremos de ser la “generación aturdida” y recuperaremos lo que por derecho es nuestro… el poder para cambiar el mundo, y hacerlo un mejor lugar para vivir.

 

garibaycamarena@hotmail.com   http://sinmediastintas.tripod.com

Sin medias tintas, opinión y análisis sociopolítico

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Free counter and web stats