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Deseos fatales (La renegociación del TLC)

Deseos fatales

Por: Gerardo Enrique Garibay Camarena

4-Febrero-2008

Fue como retroceder en el tiempo, a la más obscura y demagógica época priísta; el pasado 31 de enero fuimos testigos de cómo organizaciones campesinas y sindicales, encabezadas por la CNC y la UNT se manifestaron en el Zócalo capitalino y en muchas otras ciudades alrededor del país, todo con una sola consigna, pedir la renegociación del TLC, al que acusan de haber dañado al campo nacional.

De entrada resulta ridículo ver a la CNC a la cabeza de los manifestantes, sobre todo si consideramos que dicha central apoyó en su momento la firma del acuerdo y es parte del partido (el PRI) al que pertenecen quienes negociaron el TLC. Las preguntas obvias son: si el tratado es tan malo para el campo ¿Por qué lo apoyaron en su momento?  y si ya sabían que 15 años después de la firma del acuerdo se iba a liberar la importación del maíz y otros productos ¿Porqué esperar hasta ahora para protestar?.

La respuesta a ambas cuestiones es la misma: la intención de la CNC y sus aliados no es defender al agro mexicano, sino obtener beneficios políticos a costa de sus representados, o sea, en términos generales, repetir lo que han venido haciendo desde su fundación: manipular y esquilmar al campesino.

Los corifeos de la izquierda señalan con malsana satisfacción que el TLC ha sido fatídico para el campo mexicano, pero la verdad es que el agro ha sido pobre e ineficiente desde mucho antes de la firma del acuerdo de libre comercio; si queremos conocer las causas de la pobreza rural hemos de buscarlas no en el libre comercio, sino en la manipulación política de los ejidos y la proliferación del minifundio, o lo que es lo mismo, en las políticas aplicadas por el PRI, que convirtieron a los campesinos en mera mercancía para el beneficio de organizaciones oficiales, como la CNC.

¿Qué el TLC es perfectible? Por supuesto ¿qué debió haberse negociado de otro modo? Muy probablemente; pero, bien que mal, este tratado firmado por los gobiernos de Salinas y Bush Sr. ha sido la herramienta que nos permitió abandonar el aislamiento económico y político en que nos había sumido una alianza entre el PRI y empresarios sin escrúpulos.

No hacen falta grandes análisis, basta mirar a nuestro alrededor para observar los beneficios del TLC en la vida cotidiana, quizá no nos convertimos en el país de primer mundo que el salinismo prometió, pero, por lo menos, ahora somos parte del mundo, por que antes ni a eso llegábamos.

Si a pesar de todo ello insistimos en “renegociar” el TLC, no nos sorprenda que los norteamericanos nos tomen la palabra y también busquen “renegociar” o incluso cancelar un acuerdo que más del 40% de los estadounidenses consideran ha sido dañino para su país, tan es así que los dos precandidatos demócratas, Obama y Hillary Clinton, abiertamente califican al TLC como “un error” y proponen, cuando menos, revisar los términos del tratado.

¿De verdad queremos “renegociar” el TLC y arriesgarnos a perder la única ventaja competitiva que tenemos, para regresar a los tiempos de Echeverría y López Portillo?. Habrá que recordar aquel refrán que dice: “Cuidado con lo que deseas, porque puede que lo consigas”, tomémoslo en cuenta antes de hacer caso a esos deseos, que serían fatales para todos.

 

garibaycamarena@hotmail.com         http://sinmediastintas.tripod.com

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