Un tal Hugo
Por: Lic. Gerardo Enrique Garibay Camarena
17/11/05
Durante los últimos días hemos venido siendo testigos del desencuentro
entre los gobiernos de México y Venezuela, que ha llegado ya al punto de provocar el retiro de los embajadores de ambos países,
a consecuencia de lo que a primera vista podría ser considerado como un simple mal entendido. El problema, sin embargo, es
mucho más profundo, se trata del enfrentamiento entre dos formas muy distintas de ver la política económica y procurar el
desarrollo de un país y de toda América Latina.
De un lado tenemos la opción mexicana, que comprende el hecho de
que nos encontramos en un mundo globalizado y busca progresar a través del libre comercio, la competencia y la innovación.
Del otro se encuentra Hugo Chávez, con su oferta de negar la evidente interacción de los mercados y apostar por el regionalismo
y el mercantilismo, políticas ambas, que han tenido ya resultados desastrosos en todo el continente.
El Acuerdo de Libre Comercio para las Américas impulsado por Fox
(y que es apoyado por casi todos los países del continente, con excepción del MERCOSUR) busca lograr que el nuevo mundo forme
un área de libre comercio que impulse el intercambio, baje los precios y aumente la competitividad, de modo que nuestros países
se fortalezcan con respecto a la Unión Europea o las megapotencias en ascenso, como China y la India. El ALCA es una buena
idea, que solo es rechazada por aquellos que hacen de la demagogia y el populismo su modus operandi.
Las acusaciones del gobierno venezolano en contra de Vicente Fox
no solo son falsas, son patéticas, en la mejor escuela Lópezobradorcista, el régimen bolivariano denuncia al Presidente de
México de ser parte de un complot urdido por George W. Bush. Pero la verdad es que Bush tiene otras muchas cosas en que pensar
(Irak, el déficit, su baja en las encuestas, China, Afganistán, etc.) como para preocuparse especialmente de su “patio
trasero”. Creemos que somos muy importantes para los Estados Unidos, pero no es cierto.
Chávez sabe muy bien que si quiere controlar a su país y anular a
la oposición debe mantener los mercados cerrados y bajo control gubernamental, pues generalmente la apertura económica viene
acompañada de una reducción en el peso especifico del aparato de estado y un avance democrático (México mismo es un ejemplo
de este proceso), por esto es que se opone tan vehementemente al ALCA.
El presidente de Venezuela se ha hecho con el poder omnímodo a base
de exacerbar las diferencias sociales de su nación, y ahora está tratando de amedrentar a los demás países para que sigan
sus dictados de política económica, el problema no es solo con México, también ha amenazado a Ecuador, Colombia y Perú si
aprueban un TLC con Estados Unidos, es decir, Chávez ni come, ni deja comer.
Esta actitud no debe de sorprendernos de un hombre capaz de llevar
a cabo un golpe de estado y de presumirse amigo de otros dictadores mafiosos y criminales, como Fidel Castro o el libio Muammar
Gaddafi. Chávez incluso ordenó la represión que el 12 de abril del 2002 provocó la muerte de 100 personas. (crimen ante el
cual la izquierda latinoamericana ha mantenido un vergonzante silencio) México debe permanecer firme y no ceder ante los chantajes
del gobierno venezolano, nuestro país tiene la razón y debe defenderla.
Y usted, como mexicano, ¿a que le apostará?, ¿a lo que dictan la
lógica, los resultados y el sentido común; o a las divagaciones de un “tal” Hugo?
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