La
Infinita necedad
Por:
Gerardo Enrique Garibaycamarena
21-Julio-2008
A finales
del pasado mes de julio se llevó a cabo, en la Ciudad de México, la Reunión de Ministros de Salud y Educación para detener
el VIH-Sida en Latinoamérica y el Caribe. Durante el evento, funcionarios del área caribeña propusieron incluir en la declaración
formal del encuentro la promoción de la abstinencia como método para combatir la propagación de las enfermedades de transmisión
sexual; la propuesta fue rechazada por sus colegas, que prefirieron apoyar el aumento a la propaganda del condón y otros métodos
anticonceptivos.
Todos
estamos de acuerdo en que cada quien es libre y responsable de su vida y sus decisiones; sin embargo, la pregunta permanece
¿Porqué cancelar de plano siquiera la mención de la abstinencia como forma de prevenir el contagio de las enfermedades sexuales,
cuando es el único método 100% efectivo existente en la actualidad? la respuesta reside no en los intríngulis de la política
médica, sino en la propia visión de la sociedad sobre sí misma y sobre su población joven.
Durante
la mayor parte de la historia, la raza humana educaba a sus hijos en la disciplina y el trabajo, de modo que, tras ceremoniales
que variaban de cultura en cultura, los niños se convertían en hombres, en otra palabra: maduraban; sin embargo, sorbe todo
durante los últimos cincuenta años, la sociedad ha venido educando (por llamarlo de alguna manera) a sus hijos, no para que
lleguen a ser adultos, sino para hacerlos niños perpetuos, incapaces de madurar aunque físicamente tengan 60 años.
Este
fenómeno, presente en gran parte de la población, se refleja con meridiana claridad en el comportamiento adolescente, que
es cada vez más similar al de las perores facetas del de los niños: egoísta e irracional, guiado por impulsos y la búsqueda
de la satisfacción personal; de hecho, la única diferencia entre ambos es el enfoque de los intereses, en el joven de 15 o
más años ya no son los juguetes, sino las drogas, ya no los balones, sino el alcohol, ya no los dulces, sino el sexo.
¿Quién
gana con esta situación? simple: Alguna vez dijo Emilio González, Gobernador de Jalisco, que, si se iba a regalar condones,
de una vez se otorgaran vales para el motel y el “six” de cerveza; bueno, pues tiene razón, estos negocios van
en conjunto, todos ellos se enriquecen con el frenesí sexual, empezando por las empresas dedicadas a la pornografía, que según
la revista Forbes mueven $ 60,000,000,000.00 (sesenta mil millones) de dólares
al año, las alcoholeras, cuyos millonarios gastos en propaganda se dirigen principalmente a los jóvenes, los “antros”,
tan proclives además a servir de tapadera para el lavado dinero y, como lógico fin de la cadena, los centros abortistas, como
Planned Parenthood, que tuvo ingresos por más de 700 MDD durante el periodo fiscal 2002-2003.
De ahí
la infinita necedad de los ministerios de salud del continente al negarse a promover la abstinencia, porque su interés real
no es el bienestar de los jóvenes, sino alejar de ellos cualquier concepto de responsabilidad personal, por eso buscan la
promoción indiscriminada del condón y la píldora del día siguiente, porque estos métodos representan “placer sin consecuencias”,
mientras que la abstinencia requiere disciplina y esfuerzo, dos conceptos que la sociedad actual rechaza tajantemente, pues,
si se los enseñaran a los jóvenes quizá estos maduren, lo que haría más difícil manipular sus hábitos de consumo, y detrás
de esos hábitos hay mucho, pero mucho dinero.
garibaycamarena@hotmail.com
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