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Echarlo a Perder

Echarlo a Perder

Por: Gerardo Enrique Garibay Camarena

22-diciembre-2008

A gritos y sombrerazos, pero hemos llegado al final del 2008.

Rodeadas por los constantes miedos a la crisis económica y la siempre presente violencia del narcotráfico, las familias mexicanas nos reunimos alrededor de algún espécimen gastronómico para celebrar la llegada de la navidad y participar en una especie de terapia grupal que nos permita afrontar los grandes fantasmas que surgen en el horizonte, comenzando por el espectro de la “cuesta de enero” que ya viene aderezado por el cierre temporal de algunas de las fábricas más importantes, incluyendo a G.M. y a Chrysler.

De entrada para el 2009 surgen 3 temas principales, que dictarán buena parte de la agenda política y tendrán repercusiones directas en la vida de cada uno de nosotros.

El primero de ellos es el de la lucha contra el narcotráfico. A dos años de haber lanzado su ofensiva contra los capos de la droga, la administración Calderón tendrá sin duda que revisar, pulir y en su caso cambiar la estrategia. No se trata de llegar, como ya lo ha propuesto el ex vocero presidencial Rubén Aguilar, a una negociación directa con los cárteles, pero sí de analizar con la experiencia que dan más de dos años de combate, lo que se ha hecho y lo que se debe hacer en adelante.

El segundo es la recesión económica mundial, que como toda profecía auto cumplida, de tanto predecirla se ha vuelto una realidad. Existen dos posibilidades: la primera es que el bajón económico no resulte tan fuerte y dure poco tiempo, en cuyo caso el colchón financiero y las reservas internacionales del Banco de México serán suficientes para mantenernos a flote.

La segunda es que la crisis económica sea en realidad tan mala como auguran los pesimistas y que a esto se sume que el nuevo gobierno norteamericano sea incapaz de reaccionar adecuadamente a la guerra o atentado con que lo “medirá” el resto del mundo. En este caso la recesión no duraría meses, sino varios años y podría cimbrar incluso la estabilidad gubernamental, no solo en México, sino en todos los países.

 

Finalmente tenemos ante nosotros el tema electoral. Las elecciones intermedias del 2009 serán un momento decisivo para la Administración Calderón: Un triunfo panista significaría prácticamente la tumba para las ilusiones de Obrador y compañía, al tiempo que fortalecería la posición gubernamental en las negociaciones con el PRI.

Por otro lado, una derrota blanquiazul pondría en serios aprietos al gobierno federal y colocaría ya sea a Manlio Fabio Beltrones o a Jesús Ortega como auténticos Vicepresidentes, pues Calderón tendría que comprarles muy caro su apoyo en el Congreso.

Estos 3 grandes desafíos constituyen en buena parte territorio desconocido, por lo que no tenemos puntos de referencia claros ni recetas mágicas para resolverlos. Son parte del nuevo escenario mundial y de cómo los resolvamos dependerá el cariz que tome este Siglo XXI que apenas comenzamos, procuremos, por tanto, no echarlo a perder.

 

garibaycamarena@hotmail.com                              http://sinmediastintas.tripod.com

Sin medias tintas, opinión y análisis sociopolítico

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