Espejismo
Por: Gerardo Enrique Garibay Camarena
11-Marzo-2009
Hace unas semanas, Miguel Franco, alcalde de la ciudad alteña de Tepatitlán, localizada a unos 80 kilómetros
de Guadalajara, presentó con el candor y sinceridad propia de aquellos lares, su diagnóstico respecto a la crisis financiera:
“No hay crisis, no hay tal cual… …hoy hay dinero y al día siguiente se les ocurre a los de las bolsas por
allá decir que ya no hay ¿Quién se lo comió? El dinero ahí está. Nosotros no nos vamos a dejar engañar”.
La curiosa declaración le acarreó, como era de esperarse, una andanada de burlas y críticas, pero la verdad
es que, detrás de su aparente mentalidad coloquial, el edil jalisciense ha puesto el dedo en la llaga sobre uno de los aspectos
a analizar en relación a la actual turbulencia económica.
Es cierto, cada vez se “hace” más dinero, hay más productos y más actividad económica. Hasta que,
de repente, a un grupo de inversionistas se les ocurre decir que las acciones que se cotizan en las bolsas de valores siempre
no valen lo que supuestamente costaban y, como consecuencia, todo el mundo se enfrenta a una recesión.
La pregunta es ¿qué pasó, por ejemplo, con Citigroup (propietaria de Banamex)?. Hace poco más de dos años, esta
compañía financiera tenía un valor en bolsa de 277 mil millones de dólares. En cambio, la semana pasada su precio ascendía
a tan solo 6 mil millones. Es decir, 271 mil millones simplemente se esfumaron. ¿Por qué?
La respuesta es que Citi nunca valió en realidad los 277 mil millones de dólares que decía costar. Esa cifra
no estaba respaldada por elementos concretos, sino por las ganancias que los “analistas financieros” (mezcla de
brujos y tecnócratas) profetizaban que podían lograrse. De ahí que, cuando su mundito de algodón dulce se vio cabeza abajo,
los inversionistas se toparon de golpe con la triste realidad
El desplome en el precio de las acciones de esta y de muchas otras compañías que han perdido hasta el 80% de
su valor es una muestra indudable de que nuestro sistema financiero es un castillo en el aire, construido en base a ilusiones,
engaños y esperanzas, lo que nos deja muy vulnerables ante escenarios de desconfianza generalizada como el que actualmente
vivimos.
Por eso, aunque no quieran reconocerlo, la verdad es que ni siquiera los propios economistas tienen idea cabal
sobre que tan profunda es la crisis, qué la provocó ni cuando saldremos de ella. Escondidos tras sus barrocas formulas matemáticas
e ininteligibles conceptos, están igual de confundidos que todos nosotros.
Debemos entender, de una vez por todas, que la economía no es, ni nunca podrá ser, una ciencia exacta. El sistema
económico se asemeja a un caballo furioso y adicto a las metanfetaminas: podemos tratar de domarlo, pero jamás lo lograremos
por completo.
Para muestra basta un ejemplo: tan solo el mercado de transacciones de divisas supera los $1,350 trillones de
dólares al año y los 3.7 trillones diarios. Es, simplemente, demasiado dinero como para saber si las cuentas cuadran.
Vivimos en medio de un entorno económico que se mueve casi a la velocidad de la luz. Solo nos queda aplicar
el sentido común y esperar que las aguas retomen poco a poco su cauce natural, pues al final del día, las tentadoras bolsas
de valores y la economía mundial en general son tan solo un espejismo.
garibaycamarena@hotmail.com http://sinmediastintas.tripod.com