EL CÓDIGO DA VINCI
Dirigida por: Ron Howard
Con: Tom Hanks, Audrey Tautou, Alfred Molina, Paul Bettany, Ian McKellen
Razonamientos teológicos aparte, la película es terriblemente lenta, a media función
uno ya está deseando que termine, el tóno de la fotografía es demasiado obscuro y el guión carece del ingenio y la velocidad
de otras obras del género, como National Treasure (también acerca de una organización secreta), se trata de una busqueda demasiado
larga para llegar a un final decididamente mediocre y falto de intensidad.
En buena parte de la película se siente como si los personajes no estuvieran conversando
entre ellos, sino promoviendo su teoría ante la audiencia, al más puro estilo de los informeciales, incluso a veces los informerciales
se sienten más sinceros.
Tom Hanks se ve en ocasiones francamente ridículo, sus gestos continuamente nos recuerdan
más a Forrest Gump que a un aclamado investigador de Harvard. Si bien es cierto que Hanks ha venido haciendo ultimamente papeles
grises (basta recordar The Terminal y The Ladykillers) este es claramente el peor de todos. Tom necesita un buen guión y una
buena actuación con urgencia, de otro modo terminará desapareciendo.
Audrey Tautou está apenas aceptable en su papel y se descompone por completo
cuando se revela que es la última descendiente de Jesús, se le ve sin coraje, sin actitud, incluso "amensada", no se le cree
que sea la tataratataranieta de María Magdalena, sino más bien de su empleada doméstica.
Lo rescatable de la cinta es la música, magistralmente compuesta por Hans Zimmer
y la actuación de Sir Ian McKellen como Leigh Teabing. Alfred Molina también cumple en su papel del Obispo Aringarosa, logrando que
al final de la película la audiencia incluso sienta simpatía por él. Por su parte Paul Bettany interpreta a un Silas muy plano,
su actuación carece cae irremediablemente en el cliché.
La dirección de Ron Howard es aceptable, aunque definitivamente se trata de uno de
sus peores trabajos. Parece que quienes prepararon el Código Da Vinci le apostaron a la polémica y no fueron capaces de presentar
un producto que tenga relevancia por sí mismo.