Si Da Vinci no hubiera muerto
Por: Gerardo Enrique Garibay Camarena
06/06/06
El pasado 19 de mayo se reavivó una de las mayores polémicas a nivel mundial. Esto por el estreno
de la adaptación cinematográfica de “el Código Da Vinci”, la exitosa novela escrita por Dan Brown, que provocó
enormes filas en los cines y mucha expectación.
La película en sí es lenta y mediocre, pero está teniendo un gran éxito
gracias a su base publicitaria y al morbo que han despertado sus ataques en contra de la Iglesia Católica y el Opus Dei.
En "el Código" se afirma que Jesús no es Dios, sino que fue un simple
hombre a quien sus seguidores no le hicieron caso cuando dijo que su esposa, o sea María Magdalena, debía sucederlo al frente
de la Iglesia, por lo que un grupo de fieles seguidores de "el linaje de Jesús" (el Priorato de Sion) se han dedicado a través
de los siglos a proteger a los hijos de la Magdalena de las garras de la terrible Iglesia Católica, que busca asesinarlos.
Entre los miembros de esta organización se habría encontrado el propio Leonardo Da Vinci. (quien, como ya está muerto, no
puede defenderse de todos los “milagritos” que le achacan, desde haber sido extraterrestre hasta, ahora según
Dan Brown, Gran Maestro de la orden de los niñeros de la descendencia de Jesús).
Esa es, a grandes rasgos, la trama de el Código
Da Vinci, una historia llena de grotescos errores y teorías hace ya mucho tiempo conocidas y descartadas debido a su falta de
sustento histórico. Sin embargo, una gran parte de quienes vean la película saldrán creyendo, en todo o en parte, las incoherencias
que plantea Dan Brown, ¿por qué? Porque están presentadas en forma de una mega producción de Hollywood y las actúa Tom Hanks.
Queda más que claro que cualquier palo es bueno para golpear a la Iglesia
Católica y cualquier pretexto bueno para injuriarla. Sí “el Código” hubiera difamado a los judíos o a los musulmanes
hubiéramos visto enormes boicots y violentas manifestaciones (como ocurrió hace unos meses con las caricaturas de Mahoma),
sin embargo tanto el Vaticano como el Opus Dei han optado por una defensa pacífica, dando a conocer los errores de la película,
pero respetando el derecho de las personas a verla y juzgarla por sí mismos.
A pesar de lo que diga Dan Brown (y de lo que intenten manipular los medios de comunicación) la
verdad siempre saldrá a la luz, y la verdad es que Jesús fue considerado como Dios desde los albores de la cristiandad, que
no estuvo casado con María Magdalena, que el Priorato de Sion es un burdo fraude que data de mediados del siglo pasado y que
el Opus Dei no es una secta de asesinos, sino un grupo de personas devotas y trabajadoras, que han logrado revitalizar al
catolicismo.
Al final del día cada quien es libre de formar sus propias conclusiones acerca de “el Código
Da Vinci”, sin embargo no podemos engañarnos, las tesis que presenta tan rimbombantemente Dan Brown son más falsas que
un billete de 7 pesos, se trata de un producto de entretenimiento de mediana calidad, pero no de un tratado histórico y menos
teológico.
En medio
del furor "New Age" que estamos viviendo no sorprende que mucha gente le crea al Código Da Vinci, después de todo son también
muchos los que le hablan a Amira para que con unas piedritas y unos pedazos de cartón les resuelva lo que no tienen la valentía
y la fuerza de resolver por sí mismos.