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Voto gringo

Voto gringo

8/11/06

Por: Gerardo Enrique Garibay Camarena

 

El pasado 7 de noviembre, los norteamericanos fueron a las urnas para elegir una nueva Cámara de Representantes, 33 Senadores y 36 gobernadores. Hasta el momento en que escribo este artículo, CNN reporta que los Demócratas se han apuntado un gran triunfo, al ganar 6 nuevas gubernaturas, 5 nuevos senadores y 28 nuevos diputados, lo que por lo pronto les asegura retomar el control de la cámara baja y, muy posiblemente, el del Senado.

 

Han sido unas muy exitosas elecciones para los demócratas, que recuperan el liderazgo del poder legislativo; en manos republicanas desde las elecciones de 1994, cuando Bill Clinton despachaba en la oficina oval. Y es que el Partido Demócrata ha jugado de forma impecable a la política del buitre, es decir: aprovecharse de los errores cometidos por el contrario y hacer de ellos la base de la propia plataforma electoral; quizá no sea muy ético, pero ha demostrado ser muy efectivo.

 

Además los republicanos le hicieron la labor más fácil a sus rivales al manejar con los pies el escándalo sexual del congresista Mark Foley y fracasar en su intento de mantener entre el público norteamericano el apoyo a la guerra en Irak. Todo lo anterior, junto con el descontento de algunos sectores ante la marcha de la economía, formó el cóctel para una derrota anunciada de los elefantes.

 

Por su parte, los demócratas contaron con la suerte de que las grotescas declaraciones de John Kerry, respecto a que los que no estudian terminan en Irak, no calaran tan ampliamente en el ánimo de la sociedad. La verdad es que prácticamente todos los demócratas piensan (lo de “piensan” es un decir) como Kerry, solo que son los suficientemente mañosos como para no decirlo, y han logrado engañar a los electores.

 

Otro aspecto a tomar en cuenta fue el cínico uso de la lastimería barata, baste el ejemplo de Tammy Duckworth, elegida por los demócratas para ser candidata, no en base a su experiencia o capacidades, sino porqué perdió las piernas en Irak, o, unos meses atrás, el de las “4 madres de Nueva Jersey”, un grupo de viudas del 9/11 que aprovecharon su tragedia para hacerse de publicidad, satisfacer su vanidad, y, de paso, atacar a George Bush.

 

Respecto al voto latino se observó una clara recuperación de la fuerza demócrata, que pasó de tener el 53% (en 2004) a un contundente 69% en estos comicios. En cuanto al tema migratorio no se observó que fuera definitivo para el resultado, pero según la encuesta de salida de CNN es claro que, entre menos preocupada está una persona por la migración, más tiende a votar por los demócratas.

 

A estas alturas hay muchos que celebran la victoria demócrata y señalan que es ya casi un hecho la derrota republicana en el 2008, pero más vale no adelantarse, pues en 1994 los republicanos arrasaron en la elección intermedia, a pesar de lo cual Clinton logró la reelección 2 años después. Aún así es momento de que los republicanos hagan un honesto ejercicio de autocrítica que les permita corregir los errores cometidos y prepararse con nuevos bríos para presentar en la siguiente campaña una propuesta fresca que les permita mantenerse en la Casa Blanca. Esta es la prueba de fuego de los líderes del Partido Republicano, y tienen la capacidad para superarla.

Sin medias tintas, opinión y análisis sociopolítico

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